miércoles, 16 de mayo de 2007

La alimentación del niño


En esta etapa de la vida, los hábitos alimentarios determinan el estado de salud y el crecimiento del niño.
Los alimentos proveen la energía y los nutrientes que los niños necesitan para crecer y desarrollarse saludablemente. A partir de los dos años comienzan a integrarse en la alimentación familiar, incorporando los hábitos, horarios y pautas de los demás integrantes de la familia.
Las actitudes de los padres y hermanos mayores hacia los alimentos son un marcador de los gustos e inapetencias a los alimentos, y favorece el diálogo entre los integrantes de la familia.
En estos tiempos, es común que los niños en edad escolar y pre-escolar ingieran una, dos a tres comidas fuera de su casa sin la compañía de sus padres, ni la atmósfera reinante al momento de la comida. Estas situaciones pueden afectar la cantidad de alimentos o la calidad nutricional de lo que el niño ingiere. Por lo tanto, siempre se debe considerar que un ambiente positivo permite el tiempo para comer.
Están en crecimiento y desarrollando huesos, dientes y músculos y necesitan alimentos nutritivos para cumplir con cada una de estas funciones.
Por eso, la alimentación debe ser variada y proveer de todos los grupos de alimentos:


  • Lácteos: leche, yogur y quesos de todo tipo (duros, blandos y untables), ideales para formar parte de desayuno, merienda y colaciones. Aportan proteínas de alto valor biológico, calcio, vitaminas A, D y Vitamina B2.

  • Cereales, pastas, pan, legumbres: arroz, maíz, trigo, copos de maíz, cereales inflados, lentejas, arvejas, porotos, galletas, pan y todo tipo de pastas. Son fuente de energía, por los carbohidratos, fibras, vitaminas y minerales.

  • Carnes y huevos: carne de vaca, ave, cerdo, pescado, entre otras, y huevo, tanto la clara como la yema. Aportan proteínas de alto valor biológico, hierro, cinc, algunas vitaminas del complejo B.

  • Vegetales y frutas: verduras de todos los colores; verdes (acelga, espinaca, lechuga), naranja (zanahoria, zapallo, calabaza), rojas (tomate, pimiento, remolacha), otras verduras y frutas frescas, incluyendo diariamente un alimento rico en Vitamina C (naranja, pomelo, mandarina, kiwi). Son fuentes de vitaminas y minerales, fibras y antioxidantes.

  • Aceite y azúcar: aceite de origen vegetal (girasol, maíz, soja, oliva) que aportan ácidos grasos esenciales y Vitamina E y el azúcar y dulces aportan energía en forma de carbohidratos. Tanto el aceite como el azúcar y derivados deben ser consumidos con moderación.

Junto a todos los alimentos, el niño debe consumir agua, esencial para la vida, para mantener la temperatura del cuerpo y eliminar los productos de desecho.
Es importante tener en cuenta que los niños, durante algunos períodos, se limitan a consumir pocos alimentos. Esa restricción puede producir carencias que, a largo plazo, pueden afectar el crecimiento. Por esta razón, es importante ofrecerles nuevos alimentos combinados con sus comidas favoritas.


Gabriela Natalia Ávila
Lic. en Nutrición
MP 1965
Tel: 156 311 277

Por consultas al profesional, fdn.net@gmail.com

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